Haber leído los clásicos de la literatura ¿te hace mejor lector?
Clásicos de la literatura. Una frase que evoca no sólo conocimiento, sino también un sentido de prestigio intelectual. Y es que haber leído alguno de los libros denominados clásicos parece poner al lector en un lugar de superioridad que le permite apreciar las historias desde otra vereda y opinar con propiedad y sustento sobre los libros que pasan por sus ojos.
En mi biblioteca hay clásicos. Varios los leí hace algunos años cuando tomé un taller de apreciación literaria con el escritor Gonzalo Contreras. Madame Bovary de Gustav Flaubert, Ana Karenina de Tolstoi, La piel de Zapa de Honoré de Balzac y Retrato de una dama de Henry James, entre otros. No son lecturas fáciles pero la conversación en torno a ellas me permitió entender su profundidad y estilos narrativos.
Me gustó ese acercamiento a grandes obras literarias y sentirme una lectora “matea”. Porque en ese momento mi interés era justamente desarrollar mis habilidades para realizar un análisis literario con pensamiento crítico, y para ello leer algunos clásicos era clave. Son referentes, son relevantes, son complejos y ricos desde el punto de vista lingüístico.
Hoy miro mi librero y veo que hay otros varios clásicos que están ahí, sin leer. Los compré porque son clásicos que “hay que tener” y, aunque respeto su legado cultural, sinceramente…no sé si los leeré algún día.
Lo intenté en su momento con En busca del tiempo perdido, de Proust, porque sentía que era un desafío, enorme, literalmente, y que tenía que leerlo. Una especie de deber, como la buena lectora que quería ser. Pero no lo logré y con cierta culpa al cerrarlo, lo devolví a su lugar en el librero.
Mirando en retrospectiva este no grato encuentro con Proust y pensando en qué es ser buen lector o lectora, la verdad, ya no siento culpa de haberlo dejado. Porque la culpa lectora la saqué de mi conciencia hace mucho rato. Siento que habiendo un mundo de libros por leer, quedarte anclado en uno que no te atrae, que no te engancha, que no te llama, que no te atrapa, no vale la pena.
Sin duda, esta experiencia fallida me llevó a confrontar la realidad de que no todos los clásicos resonarán con cada lector de la misma manera. ¿Es entonces vital leer los clásicos para alcanzar algún tipo de maestría literaria?
Definitivamente creo que no. No es necesario ni tampoco obligación leer los clásicos ni ningún libro impuesto. Porque una de las mayores cualidades del acto de leer es la libertad. Elegir en base a lo que cada lector quiere leer dentro del enorme espectro de posibilidades que ofrece la literatura. Esta elección personal es lo que hace que la experiencia de la lectura sea única y valiosa. La idea de que uno debe leer los clásicos para alcanzar un supuesto nivel superior en la lectura puede limitar esta libertad.
Hice esta pregunta en mi club de lectura y la respuesta coincidió. No se es mejor lector por leer clásicos. Quizás más culto, quizás más crítico, quizás más analítico, pero no un lector que disfrute más, en ningún caso.
Este es un punto muy relevante. Además de ser un acto de libertad, creo profundamente que la lectura es una oportunidad de disfrute e incluso más. Leer -para mí- es disfrutar, viajar, soñar, desconectar, vivir, parar, conocer, calmar, explorar y descubrir. Soy una convencida de que muchos libros llegan a tus manos en el momento preciso, sean estos best sellers, novelas históricas, ensayos, poemarios o clásicos, y a través de ellos, de sus historias, de sus personajes, de sus paisajes, nos sumergimos en otros mundos.
Si bien los clásicos pueden ofrecer profundidades temáticas y estilos únicos, no todos los lectores encuentran placer en ellos. La conexión emocional y la resonancia personal que se logra a través de la lectura de obras contemporáneas o de géneros específicos pueden ser igual o más enriquecedoras.
En conclusión, no me cabe duda que leer los clásicos es una decisión y no una obligación. Porque es fundamental reconocer que no hay una única manera de ser un "mejor lector". La lectura es un viaje personal, y cada lector tiene el derecho de elegir su propio camino, ya sea explorando la literatura clásica, moderna o cualquier otro género que despierte su interés. Lo más importante es disfrutar del acto de leer y encontrar en él la libertad y la satisfacción que cada uno busca.
La verdadera maestría en la lectura no se define por la cantidad de clásicos en nuestra lista de lecturas, sino por la profundidad de la conexión con cualquier obra que se elija explorar. Por ello, la clave no está en lo que se lee, sino en cómo se vive la experiencia de la lectura, y cómo se enriquece nuestra comprensión del mundo y de nosotros mismos a través de cada página que recorremos con pasión y curiosidad.
Claudia Caro Ortiz Periodista y lectora.
Ha trabajado por más de 20 años en comunicaciones corporativas. Penquista de nacimiento, santiaguina por opción. Realiza clubes de lectura y comparte sus reseñas y recomendaciones de libros en @gustoliterario