Cuando este cuerpo se encuentre frente a todas: sobre Geografías Desobedientes
Una lectura sobre Geografías desobedientes, de Gabriela Contreras y Alejandra La Bala Rodríguez. Editado por Fea editorial en 2023.
“No se es una cuerpa política sólo por ser “gorda”, si no por cómo nos enfrentamos al mundo con nuestra gordura. La postura que se tiene sobre el enunciarse a sí misma como gorda no desde el insulto, sino desde la resignificación de una palabra que molesta, que genera incomodidad”
– La Cerda Punk
El año pasado entré a un taller de poesía y la primera tarea fue escribir sobre el fracaso. Tendemos a asociar el fracaso con lo laboral, con la derrota en un mundo que llama al éxito. Así que primero pensé en escribir sobre mis batallas perdidas ahí: que no fui abogada, que lo intenté, con pocas ganas la verdad, aunque más lo hacía para validar mi inteligencia en esa mole de Pío Nono 1. Quería escribir sobre el fracaso desde ese lugar porque era seguro y tranquilo de pensar, porque no me atormenta la idea de no haber sido abogada, todo lo contrario. Era muy fácil y poco sincero escribir de eso como un fracaso. Así que seguí pensando en mis fracasos hasta que llegué a una idea: tener un cuerpo es un error. Aquel era y es mi mayor fracaso. Simplemente tener un cuerpo.
Cómo no vamos a asociar el fracaso con el cuerpo, si tan livianamente se nos ofrecen cirugías mutiladoras para moldearnos a la imagen de la norma: vaginoplastías, liposucciones, mallas linguales, mangas, bypass, abdominoplastías. Qué tortura simplemente existir y tener un cuerpo, bombardeado de ideas que nos aplastan y nos recuerdan que lo estamos haciendo mal todo el rato. Que nunca estarán nuestros cuerpos a la altura.
En general vivo en esa desazón. Resignada a este cuerpo, lucho por no odiarme, busco un equilibrio que no signifique un falso amor hacia lo mío solo porque es mío, intento no caer en una fantasía que me haga olvidar que todo esto que siento y pienso existe porque hay una estructura más grande oprimiéndonos. Y es en ese plural donde reside lo relevante.
Lo colectivo, ese nosotras que nos recuerda que todo aquello personal, también se juega en la arena de lo público, es el horizonte desde donde se despliega Geografías Desobedientes, libro de fotos y poemas de la escritora Gabriela Contreras, con fotografías de ella y de la escritora mexicana Alejandra La Bala Rodríguez, quien hizo la dirección de las fotos, las cuales fueron tomadas por Patricia Águila.
“Renunciamos a la soledad
de ser nosotras
para volvernos comuna
geografía desobediente”
Si mi cotidianidad es vivir pensando “tener un cuerpo es un error”, si de tanto en tanto deseo no existir materialmente y ser solo un concepto, tal vez una brisa, o un rayo de sol, o el sonido de una hoja que cruje; leer y mirar Geografías Desobedientes me llevó por un momento a otro lugar de pensamiento: qué fortuna tener un cuerpo.
Geografías Desobedientes es imagen y texto, un mapa que se recorre desde las fotos donde aparecen Gabriela y Alejandra, pero que se completa con los versos de Contreras:
“Nosotras, insistimos en la porfía
hábito invisible
de existir
contra todo pronóstico”
No solo somos lo que se ve, cuerpos gordos, sino que también acarreamos sentires, dolores y aprendizajes de existir en un mundo donde constantemente se te expulsa por serlo y se te castiga por ocupar mucho espacio. En el libro de Contreras y Rodríguez, ser gorda no es una condena, pero sí es una realidad material, que nos empuja a pensarnos desde ese deseo colectivo que se nombra, que busca componer un idioma desde donde vernos y situarnos.
Los poemas del libro no piensan en un solo cuerpo, sino que en todas esas geografías corporales que desafían a la norma, una y otra vez, haciéndonos crecer sobre la espalda un cerro de armaduras. En Geografías Desobedientes, esos cuerpos expulsados de la fiesta, del deseo, de la imagen, encuentran un espacio donde ser historia, donde mostrarse a través de un trabajo colaborativo y autogestionado, donde el cuerpo también es paisaje, pero no busca mimetizarse ni desaparecer. Solo existe, como existen las flores y el mar, como existen las nubes y las espinas, las piedras, las amigas, el frío y los caracoles.
Ser gorda no es una condena, eso ya lo mencioné, aunque muchas veces yo misma lo piense. Quiero volver a esa primera impresión que me dejó leer Geografías Desobedientes: qué fortuna tener un cuerpo. Este cuerpo, que me permite tomar un libro y leerlo, abrazar a la gente que amo, que me permite sonreír y escribir este texto.
El cuerpo es juego y movimiento, también. Veo ese tránsito, esa historia, esas risas y bailes, en las fotos de Gabriela y Alejandra. Las observo y me muevo con ellas: me estiro, me doblo, levanto los brazos, río con la brisa helada del paisaje, giro, me detengo, dudo, me sorprendo, vuelvo a intentarlo.
“Sospechan
de los excesos que invocamos quienes no cabemos
en la delgada bandera
que dice nuestros nombres, pero no habla de nosotras”
La Cerda Punk expone en su Manifiesto Gordo: “No queremos modificarnos o que nos acepten por “lo que somos por dentro”, ni auto-torturarnos con dietas y ejercicios extremos, queremos que los deseos se desaprendan y que nuestro cuerpo se transforme en potencia de deseo por el simple hecho de ser cuerpo”.
Por el simple hecho de ser cuerpo.
Continúo, en el mismo ejercicio que hace la Cerda Punk, con otras cosas que podemos querer: queremos que la bandera se ensanche, que quepan nuestros nombres, pero también nuestros cuerpos. Que nuestros excesos sean risa y camaradería, nunca más expulsión. Queremos que el exhibir nuestros cuerpos gordos, no nos obligue a ser valientes. Queremos, o por lo menos quiero yo, que libros como Geografías Desobedientes no sean una excepción, que estas fotos, que estos poemas nos abunden e inunden.
June García Ardiles (Santiago, 1996). Es periodista y escritora. Autora de Tan linda y tan solita, y la saga infantil El mundo de Lulú. Realiza clubes de lectura y talleres de escritura.