
Leer poesía, sin saber si soy lo suficientemente inteligente para entenderla
Hay una clase de lenguaje y comunicación que todo niño, niña o niñe que haya pasado por la educación chilena subvencionada o municipal -como es mi caso- vivió: la clase donde se leyó un poema.

Leer el amor: Una guía de lectura para corazones inquietos
Porque soy sobre todo una lectora, creo que he aprendido a amar leyendo. He acompañado todas mis relaciones afectivas con libros que llevan marcados de forma invisible nombres que forman mi historial amoroso.
He necesitado afirmar esas experiencias en historias, citas, reflexiones. Me he buscado a mí misma y a mis preguntas entre miles de páginas que han pasado por mis manos, porque al final la literatura lo contiene todo.

En defensa de la autoayuda: El coaching de bolsillo como método de salvación
Ordenar el caos parece ser la premisa. ¿El objetivo? El anhelo de sentir tranquilidad, autocontrol, mejorar la autoestima o superar algún miedo. Dejar atrás frustración tras frustración por semanas, meses y hasta años de intentos sin resultados. Listados, bien enumerados, de metas y propósitos que buscan, este año –sí que sí– ser cumplidos, pero que se han acumulado sin notar el paso del tiempo. Todos en estado: por lograr.

Cosmología cuántica ft. El amor en la era del wifi
Hablar de La vida ya superó a la escritura requiere que entremos en el lenguaje de la cosmología cuántica y del reggaetón. Los poemas de Tilsa Otta miran al cielo, más allá de lo que el ojo humano puede llegar a ver; planetas, universos, lunas y astros. Hacia la materia prima que compone nuestro planeta, la Tierra, y también nuestros cuerpos: esos cúmulos de polvo de estrellas que leen.

“El Perro” — Javier Manríquez Piérola
El departamento que tienen es armonioso, dominado por azules, maderas y blancos. Hay pocos elementos, la mayoría diseñados por alguien. Los libros del Mati están todos en una esquina, en un sencillo estante más alto que ancho: una pequeña isla dentro de un archipiélago dominado por otro reino.

Mi personaje de papel: Humberto Sichel
Tengo decenas de personajes de papel que me han gustado. Algunos me han inspirado y me encantaría ir caminando por la calle y topármelos, para agradecerles sus gestos o proezas. Hay otros que he admirado y he querido parecerme a ellos. Pero esta vez preferí hacer el ejercicio inverso y escoger un personaje despreciable, que despierte nuestros bajos instintos y que sea a todas luces un desagrado.