Sobre prestar libros

 

Mi librero ya va en su cuarta copia de Plataforma, mi novela favorita. Las tres anteriores las presté con entusiasmo a personas que pensé que la podían disfrutar y luego comentar conmigo. Esas tres ediciones moradas de Anagrama jamás volvieron a casa. ¿A quiénes se las presté? Imposible acordarme.

Calculo que he perdido más de cincuenta libros por prestarlos. Algunos a amigos, otros a desconocidos que han terminado en mi casa por invitaciones de terceros, a quienes, en el calor de la fiesta, les he dicho que se lleven algunos de mis favoritos, con la promesa de recuperarlos pronto. Promesas tan vacías como los espacios que van quedando en el librero.

 

Mi copia de Los vagabundos del Dharma fue la que más me enojó, porque siempre supe quién la tenía, aunque él insistiera en que la acusación era falsa. Un día, por un cumpleaños, fui a la casa de esta persona y vi mi copia en su estante. La saqué para mostrar mi nombre en la primera página, pero había sido arrancada. Ese era el nivel de criminalidad del individuo. 
Muchos cercanos me preguntan por qué sigo prestando libros si no me los devuelven. Piglia dijo que las bibliotecas no solo acumulan libros, modifican el modo de leer. Él habla de los libros sin leer, de los que están a medias y de todo lo que acumulamos que no llegamos a leer, pero que en su abandono también afectan a la lectura nueva. Yo pienso en el libro prestado, el libro que será (o no) leído por recomendación directa, el libro que vuelve a casa o que puede perderse para siempre.

 

Para mí es simple: el acto de prestar un libro me es tan agradable como el acto de comprar uno. Comentar es tan placentero como leer. Volver a guardar el montón de libros devueltos, un momento tan meditativo como el orden autobiográfico de elepés en Alta Fidelidad. Todo eso me hace negarme a cerrar las puertas de mi librero. Por eso ahora tengo un cuadernito.

 

Cada persona que quiere un libro de mi repisa tiene que anotarse y firmar. La regla es que, en caso de pérdida, me tienen que comprar la misma edición, no darme la plata ni nada de eso. Libro por libro, les digo con firmeza al tiempo que los hago firmar el abarrotado cuaderno bibliotecario. 

 

 

Martín Sepúlveda B. es escritor, guionista, reseñista y profesor. Autor de los libros de cuentos El diablo también (Santiago-Ander, 2021/Desastre Natural 2023) y Los perros perdidos (Santiago-Ander, 2023), y del libro Twin Peaks: guía de campo (Santiago-Ander, 2024). Es también fundador de la microeditorial Marmota Ediciones. 

 
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Leer poesía, sin saber si soy lo suficientemente inteligente para entenderla